Cuando Sofía leyó el asunto del correo pensó que su labor por fin sería recompensada. Esas arduas horas de trabajo, presión, malos empleos y falta de pago verían por fin la cara de la justicia, en forma de una nueva oferta, mejor dicho una “propuesta laboral”, tal y como rezaba el asunto del correo electrónico que acaba de aparecer en su bandeja de entrada.
“FW: Propuesta Laboral”, leyó en varias ocasiones Sofía. ¡Qué suerte!, pensó, y todo a menos de 24 horas de haber actualizado su currículo en CompuTrabajo.com, Tuempleo.com.mx y OCC. Sin más comenzó a leer el mensaje:
“Buen día.
El perfil que describe en su CV es adecuado para la vacante “Coordinador de Eventos y Convenciones” que oferta un sueldo bruto mensual de $15,000 + PSL, por lo que le solicitamos atentamente presentar los exámenes médicos correspondientes para cubrir la plaza disponible” (sic).
Y mientras los ojos de Sofía recorrían las líneas de texto desplegadas en la pantalla de su computadora, su emoción iba en aumento. Después de todo el sueldo no era, para nada, despreciable, tenía prestaciones superiores a las de la ley y, por lo que dejaba entrever el mensaje, era casi un hecho de que ella era la elegida para el puesto.
Sin embargo, pocas son las sorpresas, regalos y buenas noticias en esta vida que llegan si un “pero” como consecuencia de las mismas o como requisito para que se cumplan. Y esta no era la excepción, pues Sofía debía hacerse uno estudio médicos para terminar el proceso de selección y fue cuando la propuesta labora se torno un tanto extraña.
Quizá por su emoción inicial y la satisfacción de obtener el trabajo Sofía leyó el siguiente párrafo del correo, más no lo analizó:
“Debido a que hemos recibido candidatos de diferentes regiones de la zona, y de los cuales lo hemos seleccionado, la empresa contratante nos requiere su ingreso de manera urgente, por lo que sólo esta ocasión la prueba tiene un costo mínimo que debe ser cubierto por usted y el mismo se reembolsa en su primer quincena laboral. (sic)”, versaba el correo electrónico.
Al lector: Antes de continuar con el relato debo hacer hincapié en que las partes marcadas con negro (sin ánimo de ser racista) son mías, pues considero que son elementos a considerar, pero que en el documento original no se encontraban así.
El mensaje continuaba y le pedía a Sofía que tomara en cuenta los siguientes procedimientos para tomar los exámenes médicos.
“1.Cubrir mediante un depósito bancario la cantidad de $300 (Trescientos pesos 00/100 MN.) que ampara los gastos médicos”.
Obvio no podían faltar los datos de a dónde y cómo depositar:
Banamex
Número de cuenta: 70022657702
Lic. Estela Fuentes y/o Coca-Cola FEMSA, S.A. de C.V.
Departamento de Selección.
Ya pagado el dinero era necesario notificar a la agradable licenciada Estela Fuentes sobre el mismo:
“2. Enviar una imagen legible de su comprobante de depósito a cocacola.seleccion@gmail.comindicando en el mismo la fecha, su nombre y sucursal donde lo realizó, todo ésto bajo el titulo de “Ficha de depósito”
3. Después del envío de su comprobante recibirá al día siguiente instrucciones anexas de dónde deberá presentarse en su lugar de residencia para dichas pruebas médicas; así mismo le enviaremos 2 evaluaciones que responderá y reenviará vía electrónica, esto para cumplir con el mecanismo de contratación y que no lo altera.
4. Contará con 1 día hábil máximo para resolver y enviar la hoja de respuestas contestada acocacola.seleccion@gmail.com bajo el titulo de Resultado PRUEBAS (sic)”, le explicaba paso a paso el mail.
El mail concluía notificando a Sofía que tenía dos días para realizar el pago o la licenciada Fuentes entendería que estaba a la espera de “otra oportunidad” y le aseguraba que todo el proceso “era transparente y puede corroborar nuestra legalidad con nuestra cédula empresarial al calce”, misma que en efecto incluían.
“Coca-Cola FEMSA, S.A. de C.V. CFE 001123 EN4
Lic. Griselda Alonso Zúñiga
Reclutamiento y selección”
Y literalmente ahí terminaba el correo electrónico que se leía como la promesa de una aventura laboral en una de las empresas más grandes del planeta Coca Cola.
Así, que mientras Sofía tomaba nota de todo lo que requería para obtener un trabajo, sino de ensueños, por lo menos bastante atractivo recordó que había $300 pesos que tenían que ser conseguidos y depositados cuanto antes.
Fui ahí, querido lector que has llegado hasta este momento sin decir o pensar la palabra hueva un par de veces, que entra la actuación de su servidor. Pues a las pocas horas de recibir el mensaje Sofía me escribió un SMS solicitando me pusiera la del Puebla y le prestara los $300 pesos “para una buena causa”, me decía.
Después de platicarme todo el proceso y para qué eran exactamente esos $300 pesos, me quedé un tanto dubitativo pero incapaz de profundizar en el tema porque el látigo laboral me llamaba. Así que únicamente pude decirle “bueno déjame ver si al rato te los pasos y para cuándo los necesitas”.
El día continuó y el estrés citadino llegó a mi vida para quitarme, como todos los días, poco a poco el tesoro más preciado en la vida de todo caballero incluso por encima de su dinero, su esposa, sus hijos, su auto o su casa: su cabello.
Y mientras trataba de cruzar la Ciudad de la Esperanza, de Polanco a San Andrés Queteatraco (Donde está mi humilde castillo de arena), recibí otro mensaje SMS de Sofía, uno que me desconcertó e intrigó.
“Hola ya no te avisé perdón pro ya no necesito el dinero me iban a tranzar bien mala copa tu crees suele suceder jajaja (sic)”. Después de leerlo decidí que la historia no podía ser contada por SMS así que la llamé.
No será sorpresa para ningún lector que Sofía estuvo a punto de ser víctima de un fraude. Fue así como se dio cuenta:
Luego de estar intranquila por no conseguir los $300 pesos para los exámenes y que su amigo (yo merol) resultara un tacaño desconsiderado, que no le había dado una respuesta clara, Sofía tuvo un poco más de tiempo para releer el correo electrónico de la licenciada Fuentes.
Algo estaba mal, pensó. Algo no cuadraba. Algo se sentía extraño en la propuesta de la refresquera. Así que decidió utilizar un arma que todas las mujeres del planeta tienen y que le ha sido negada a los hombres: el sentido común (no soy feminista pero caballeros la neta es la neta, si les duele es porque es verdad).
Varias preguntas comenzaron a cruzar por su mente: ¿Por qué me piden dinero? ¿Por qué el correo electrónico tiene una dirección de Gmail y no de Coca Cola, o al menos de la firma de reclutamiento? ¿Por qué no hay ningún otro dato de contacto, un teléfono de la empresa o de la licenciada Fuentes?
Y a esas preguntas uno bien podría haber agregado: ¿Por qué para la licencia Fuentes, Sofía era un él y no una ella? ¿Por qué la cuenta del banco estaba al nombre de la señora? ¿Por qué el correo venían en texto simple, con faltas de ortografía, cambios de letra y sin estar membretado o al menos con la imagen de la firma?
No tardó mucho tiempo para Sofía buscara en internet la página oficial de Coca Cola México, buscará un teléfono y pidiera con el área de Recursos Humanos y por la licenciada (Dios la bendiga de verdad por toda su honestidad) Fuentes.
Pero Fuentes no contestó, y no es que ella hubiera salido o estuviera entrevistado otros candidatos, sino simplemente porque no había una licenciada Estela Fuentes trabajando para Coca Cola México y porque la vacante “Coordinador de Eventos y Convenciones” no existía. Como le dijo la persona que la atendió por teléfono “el correo era un fraude”.
Quizá allá afuera haya un par de Sherlock Holmes, que mientras leen esta entrada piensen “pero que tonta, si era obvio que es un fraude”, habrá quienes compartan su preocupación y otros, como la licenciada Fuentes, que ( si algún día lee esto) me estén mentando la madre por publicar este tipo de cosas y tumbarles el negocio.
Pero contrario a ser un clásico fraude nigeriano, donde un príncipe africano te quiere regalar la mitad de su fortuna, en el caso del “Fraude a Sofía” existe un componente personal que hace que el engaño sea más cercano y más eficaz.
Piensen lo efectivo del fraude en México, un país donde la tasa de desocupación en el mes de abril pasado fue de 5.10%, donde 42.1% de los mexicanos son población no económicamente activa, muchos de ellos por desempleo, donde hay más de 7 millones de jóvenes viviendo bajo la modalidad NiNi y donde el promedio de sueldos, de acuerdo al Observatorio Laboral de Empleo de la Secretaría del Trabajo y Previsión Social, no rebasa los $10,000 pesos al mes.
No cabe duda que el puesto de “Coca Fake” era uno atractivo. Ahora imaginen lo fácil que es para los defraudaros conseguir no solo el correo, sino perfil profesional, intereses e incluso experiencia laboral de miles de personas en cuestión de segundos, con tan solo un par de clics.
Tan sólo CompuTrabajo uno puede conocer los datos de 184,415 candidatos, basta con elegir el perfil, estado y palabras clave para encontrar miles de candidatos, todo ellos al igual que Sofía, ansiosos de obtener su primera oportunidad en el mundo laboral, recuperarse de una mala racha o mejorar su situación personal.
Sin duda este no es un fraude nuevo en la red ni tampoco en México, pero a medida que más usuarios se integren al mundo digital más urgente será la necesidad de explicar y enseñar que en internet no todo es comunicación, redes sociales, información e entretenimiento y, que existen más “licenciadas Fuentes” de las que nos podemos imaginar. ¿Y usted ha recibido alguna oferta laboral por correo electrónico recientemente? ¿Ya pagó sus exámenes médicos? AGUAS
Fuente:
http://www.bsecure.com.mx/opinion/oferta-laboral-fraudulentamente-tentadora/
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