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5 de septiembre de 2008

La Imagen Profesional

Una vez que has egresado, tu imagen no puede ser la misma que la de un estudiante. De ahora en adelante tratarás con el mundo profesional, por lo que necesitarás proyectar una imagen ejecutiva. Seguramente, tus primeros contactos profesionales serán con los reclutadores de personal, quienes tienen la responsabilidad de seleccionar a la mejor gente para formar parte de su organización. Ellos se basan en tu currículum para tomar la decisión de entrevistarte o no; sin embargo, una vez que has conseguido una entrevista, la proyección de una imagen profesional es determinante. Recuerda que la primera impresión jamás se olvida.

A continuación te damos algunas recomendaciones que pueden mejorar tu imagen personal, en el caso de que seas un profesionista cuyo tipo de trabajo sea administrativo. Estos consejos tal vez no se adecuen del todo para profesionales que se desarrollen en campo, laboratorios, talleres creativos...

Imagen Femenina Profesional

Como mujer profesional, debes cuidar el modo en que tu guardarropa, accesorios y peinado hablan de ti. Toma en cuenta las siguientes recomendaciones. Guardarropa

  • Procura vestir traje sastre de dos piezas, de preferencia en color oscuro. Puedes usar otros colores, pero siempre toma en cuenta que hay colores que proyectan profesionalismo, como el azul marino, el negro o el gris oscuro. Combínalos con blusas de color claro; éstas pueden ser lisas o estampadas. Trata de no usar materiales o colores de moda; lo ideal es lucir clásica con un toque moderno.
  • Utiliza ropa discreta; no es conveniente lucir en el trabajo blusas muy ajustadas o escotadas.
  • Descarta el uso de pantalones de mezclilla para acudir a entrevistas de trabajo o a la oficina. Éstos deben pasar a un segundo plano y ser usados sólo los fines de semana o cuando no estés en la oficina.
  • Calza zapatos de línea conservadora, no extravagante. Busca que reflejen profesionalismo, sin sacrificar la comodidad. Cuida que luzcan siempre limpios y de preferencia que combinen con tu bolso o cinto.
Accesorios
  • Sé discreta. Por ejemplo, usa sólo un poco de perfume; lo contrario es incómodo para los demás. No uses aretes o accesorios extravagantes, sólo porque están de moda. Evita mostrar los tatuajes, en caso de tener.
  • Procura que las medias que usas sean lisas, es decir, que no tengan bordados o texturas.
  • Maquíllate en forma discreta y natural.
  • No cargues más de una joya en cada mano; si usas cadena o gargantilla, que sea sólo una.
  • Utiliza un reloj pequeño y femenino, que haga juego con tu atuendo clásico; no es favorecedor usar un reloj muy grande o deportivo.
  • Cuida que tus uñas luzcan cuidadas; de preferencia, mantenlas cortas o medianas. Si te gusta pintarlas, utiliza colores claros o sólo brillo.

Peinado

Procura que el peinado no sea muy elaborado; debes lucir natural, pero bien peinada siempre.

Si te tiñes el cabello, asegúrate de retocar el color las veces que sea necesario. Es antiestético que la persona luzca una cabellera de dos colores. Varía, con discreción, el tipo de peinado: un día sujeto, otro día suelto...

IMAGEN MASCULINA PROFESIONAL

En la actualidad, es más complicado para el hombre vestir bien para ir al trabajo que durante la década de los ochenta. La elección va más allá de simplemente comprar un par de trajes, camisas blancas y corbatas discretas. Ahora existen muchas opciones cuando se trata de vestir para ir al trabajo. Primero, hay que decidir si vestir formal o informal. En el caso de atuendo informal, hay que escoger el estilo más conveniente: informal tradicional (una camisa polo y pantalones caqui), informal contemporáneo (mezclilla y camisa), informal moderno (pantalones negros y camisa negra), sólo por mencionar algunos.

Elegir cómo vestir depende, en gran medida, del tipo de compañía en la que vayas a laborar y de su filosofía empresarial. En los casos en que esta filosofía sea la de no portar traje, no significa que cualquier prenda que te pongas sea la conveniente.

Simplemente recuerda que las reglas para conducirse con elegancia en el trabajo son diferentes ahora, pero nunca cometas el error de suponer que no existen reglas. Para decidir qué tipo de ropa debes usar para el trabajo, puede ayudarte observar cómo viste tu jefe, cómo visten los compañeros de tu mismo nivel, o simplemente usar el sentido común.

Te sugerimos atender a estas recomendaciones generales:

Si el tipo de empresa permite el atuendo informal, esto representará un ahorro para ti, pues esta ropa es más barata que los trajes. Sólo recuerda que vestir informal no quiere decir vestir mal.

No uses camisetas sin mangas, pantaloncillos cortos o sandalias, aun y cuando haya un día establecido en la oficina para vestir informal, definitivamente esa ropa es para ir al parque o a la playa, no a la oficina. Tampoco uses camisetas o sudaderas de equipos deportivos profesionales o que contengan mensajes.

Cuida que tus zapatos luzcan limpios; siempre usa calcetines combinados.

Toma en cuenta que la ropa muy ajustada o demasiado holgada se ve mal. La ropa deshilachada o sucia también luce mal.

Sé discreto en el uso de loción.

Si usas corbata, no traigas el cuello de la camisa abierto. Asegúrate que el nudo esté bien hecho y centrado; si no lo está, toda tu imagen parece desequilibrada.

Lee la etiqueta sobre los cuidados que debes tener con tu ropa antes de lavarla por primera vez. Toma en cuenta que has invertido en ella y no debe deteriorarse sólo por un descuido. Cepilla tus sacos después de usarlos.

Siempre debes portar ropa bien planchada, no importa si vistes formal o informal.

Deja descansar tu ropa por lo menos 24 horas; es decir, no uses la misma prenda dos días seguidos.

Cuando hagas viajes de trabajo, usa ropa de trabajo, es decir no te vayas informal por el hecho de tratarse de un viaje, esto te resta autoridad.

Cuida que tus uñas y tu pelo siempre luzcan limpios. Conserva tu higiene. El mal aliento, por ejemplo, puede acabar con todo, a pesar de que cuides los demás detalles y luzcas profesional.

Te recomendamos el siguiente libro: La imagen del éxito; Gabriela Vargas, editorial McGraw Hill, Primera edición. México D.F., 1998.

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